La embajada Keichō

Como comentaba en la entrada anterior acerca de la III Semana Cultural de Japón en Sevilla, tuvimos el placer de asistir al estreno del documental Un samurái en el Vaticano, que relata el viaje que realizó la embajada Keichō. Es un tema que despertó en mi bastante curiosidad desde el primer momento en que escuché hablar sobre él, pero ahora, tras haber visto los estudios de los profesores Jesús San Bernardino y Rafael Abad, reconozco que ha llegado a fascinarme.

Monumento a Date Masamune
en Sendai
Como decía, el documental nos cuenta la historia de la embajada Keichō, organizada por Date Masamune, daimyō de Mutsu y fundador de la ciudad de Sendai, quién encomendó al samurái Hasekura Tsunenaga y al franciscano Luis Sotelo, la misión de cruzar los océanos rumbo a España y al Vaticano como embajadores de Japón.
Masamune, que conocía el éxito que se había alcanzado al sur del país con las relaciones comerciales entre japoneses y holandeses, vio en el imperio español una gran oportunidad de riqueza. Para lograrlo, apoyó el cristianismo y permitió a los religiosos predicar en sus tierras, buscando así simpatizar con la Iglesia.
Con la ayuda de Sotelo, que hizo de traductor y consejero, Masamune redactó diversas cartas que debían entregar en las distintas paradas de su viaje, de ellas conocemos tres: una para la ciudad de Sevilla, otra para el rey Felipe III y otra para el Papa Paulo V.
Una vez organizada la embajada Keichō, Hasekura y Sotelo, junto con un gran grupo de comerciantes de todo Japón interesados en las posibilidades de comercio, embarcaron rumbo a Nueva España el 28 de octubre de 1613.

En México son recibidos con gran alegría y la embajada se reúne con el virrey con el fin de exponer la petición de Masamune de abrir una ruta comercial entre Japón y Nueva España. Pero por diversas razones como el riesgo de que la ruta marítima hacia México sea descubierta por otros países, finalmente, dos meses después de su llegada y pese a la insistencia de Sotelo, la embajada marcha hacia España con las manos vacías.

Casi un año después de su partida, llegan a tierras españolas, desembarcando en Coria del Río, ciudad conocida hoy en día por este hecho y por la repercusión que tuvo.
Más tarde tuvieron un ostentoso recibimiento en la ciudad de Sevilla, llegando incluso a alojarse en el real alcázar de la ciudad. Aquí se entregó la primera de las tres cartas mencionadas antes, que se conserva todavía en el Archivo Municipal de la ciudad.
No obstante, el viaje de la embajada debía continuar, así que a finales de noviembre de 1614 abandonaron Sevilla en dirección a Madrid.

Carta de Date Masamune a la ciudad de Sevilla
Poco agradable fue lo que se encontraron en la capital del imperio español, ya que había llegado a oídos del rey Felipe III desde México la noticia de que el cristianismo estaba siendo perseguido en Japón; además de una serie de afirmaciones que desacreditaban la figura de Sotelo acusándole de buscar únicamente un obispado.
Tras la insistencia del franciscano, finalmente fueron recibidos por el rey, a quién hicieron entrega de la segunda carta de Masamune. En ella se exponían las intenciones del señor japonés por apoyar el cristianismo y pedía el envío de más sacerdotes franciscanos a su feudo. Además, por supuesto, del interés por iniciar una relación comercial directa entre ambos países.

Hasekura Tsunenaga
convertido al cristianismo
Pese a todos sus intentos, nada obtuvieron del rey de las Españas, quién ni siquiera les permitía continuar con su viaje al Vaticano. Sin embargo, tuvo lugar un acontecimiento que llamó mucho la atención en la corte y que posiblemente acabase influyendo en el pensamiento del rey: el samurái Hasekura Tsunenaga pidió ser bautizado en su presencia, convirtiéndose así él mismo al cristianismo. Este gesto es respaldado por diversos datos como de verdadera fe por parte de Hasekura, quién seguramente ya no abandonó nunca el cristianismo.
Con esto y la tremenda insistencia de Fray Sotelo, por fin consiguieron el permiso para proseguir su viaje hacia el Vaticano, aunque sin ninguna garantía por parte del rey acerca de los asuntos propuestos por Masamune.

En Roma nuevamente se repitieron los festejos de bienvenida y fueron recibidos por el Papa en varias ocasiones. Hasekura hizo entrega a Paulo V de la tercera carta de Masamune, que actualmente se conserva en el Vaticano. En ella se decía mayormente lo mismo que a Felipe III: se solicitaba el envío de más franciscanos a Japón para su evangelización y se proponía una línea de comercio con Nueva España.

Fresco de Hasekura y Luis Sotelo
en el Vaticano
Por su parte, Luis Sotelo habló al Papa de su deseo por establecer una diócesis franciscana en el noreste del país nipón y se proponía a él mismo como obispo de ésta. Lo que a oídos de la corte española confirmaba las acusaciones acerca de la ambición del monje franciscano.
Pese a todos los esfuerzos que realizaron por sacar algún beneficio de su viaje hasta allí, tampoco obtuvieron nada más que la promesa de enviar más misioneros a Japón si el rey Felipe III se encargaba de ello.
Así, la embajada Keichō comenzó su regreso a España en enero de 1616.

Confirmadas las sospechas acerca de Sotelo, el rey no quería que regresasen a Madrid, sino directamente a Sevilla. Pero desobedecieron sus órdenes en un último intento de ser escuchados por el monarca. No obstante, allí llegaban cada vez peores noticias acerca de la persecución del cristianismo en Japón y el rey no quiso atender a sus demandas.
Terminaron por regresar a Sevilla, donde fingieron ponerse enfermos para alargar algo más su estancia en España y así poder seguir insistiendo al rey. De nada les sirvió, pues en julio de 1617 terminaron por obligarles a partir de vuelta a Japón sin haber alcanzado ninguno de sus objetivos.

Estatua de Hasekura en Coria del Río
O eso es lo que puede parecer, lo cierto es que la embajada Keichō supuso uno de los primeros ejemplos de mundialización de la historia, así como de contacto entre España y Japón. Llegó incluso a dejar una huella imborrable en Coria del Río, pues algunos de los japoneses que participaron en el viaje decidieron establecerse allí, creando con su descendencia el apellido Japón. Hoy en día cientos de personas llevan todavía este apellido y es la prueba del éxito de la embajada, cuyo mayor objetivo era unir estas dos culturas tan distantes.

Me gustaría añadir también algunas de las preguntas y respuestas que se hicieron tras la película que me resultaron bastante interesantes:
Pregunta: ¿Se sabe si todos los comerciantes que acompañaron a Hasekura eran del feudo de Sendai?
Prof. San Bernardino: No todos, sabemos que llegaron de muchos puntos de Japón por el gran interés que tenían de comerciar con los españoles.

P: ¿Guarda esta embajada alguna relación con la embajada Tenshō? – Esta embajada tuvo lugar entre 1582-1591 y también tuvo Madrid y Roma como objetivos, para buscar apoyos al cristianismo por parte de los jesuitas. –
Prof. San Bernardino: Seguramente serviría de modelo para la embajada Keichō; pero como diferencia fundamental podemos destacar la conexión de la que gozaba Sotelo con Sevilla.

P: ¿Cómo ha sido manejar documentación tan diversa?
Prof. San Bernardino: Muy difícil y agotador. Lo más importante en este oficio es no desalentarse jamás, no darse por vencido ni conformarse con lo que ya se tiene. Debemos cambiar el modo de hacer historia, olvidarnos de periodos y focos, fomentar la globalización interrelacionando todos los tiempos y países. El mundo es un todo y la historia está interrelacionada.
Prof. Rafael Abad: Hay que abandonar la “ultraespecialización” y volvernos más versátiles y flexibles dentro de los campos de estudio.

P: Siguiendo un punto de vista más crítico, ¿no pudo organizarse todo desde la ambición de Sotelo por el obispado y de Masamune por el shogunato?
Prof. San Bernardino: Esa es una pregunta en ambos casos sobre el poder, sobre qué es y por qué se ambiciona. El documental pretende no resolver la pregunta, sino hacer que todos nos la planteemos. Actualmente no tenemos datos suficientes para resolver este dilema ético-político, sería necesaria una mayor investigación.
Fray Joaquín Domínguez: el idealismo está porque de fondo está el horizonte último de la fe. Muchos aspectos que se manifiestan en el documental tienen como trasfondo la cuestión de la fe, como la cuestión del bautismo de Hasekura o su muerte como cristiano.
Prof. San Bernardino: Planteamos una disyuntiva que no lo es en realidad: fe o poder. No son dos cosas. La gente cree en ideales muy fuertes (que no tienen por qué ser nobles). La fe bien orientada puede hacer que se logren grandes objetivos. La línea que separa la fe de la ambición a veces es muy tenue y se pueden sufrir “riesgos mal calculados”.

Quisiera mencionar también la conferencia del profesor Rafael Abad sobre Luis Sotelo y la comunicación intercultural entre España y Japón, que tuvo lugar el pasado jueves 8 en el centro internacional; donde nos hablaba sobre recientes descubrimientos en torno a la carta de Masamune a la ciudad de Sevilla.
Como mencionábamos al principio del texto, Date Masamune (1567-1636) fue un daimyō muy importante del nordeste de Japón. Fue un importante aliado de Toyotomi Hideyoshi y Tokugawa Ieyasu; y quien mandó organizar la embajada Keichō, para la que redactó una serie de cartas.
Hoy sabemos que las tres cartas que se conocían en un principio eran en realidad ocho, todas fechadas el mismo día: 17 de octubre de 1613.
Destinatarios de las 8 cartas de Date Masamune.
(Diapositiva del Prof. Abad)

Se sabe además, que Masamune era un amante de las cartas, llegando incluso a elaborar su propio papel para escribirlas. Esto explica los increíbles detalles que se aprecian en las cartas de Sevilla y el Vaticano, que contienen láminas de oro y plata que las convierten en un tesoro no sólo histórico, sino también artístico; y que expresan la gran importancia que se les dio. Muestra de ello son también las dimensiones de estas cartas, llegando a casi un metro de longitud, mucho más grandes que las convencionales. Esto significaría que entonces se conocía Sevilla como una de las ciudades más importantes del mundo en aquella época, al igual que Roma.

Más tarde nos habló de lo recientemente descubierto acerca de la nueva traducción de la carta, para la que fue necesaria la ayuda de expertos paleógrafos, ya que presenta una caligrafía muy compleja; y de cómo Luis Sotelo no sólo sirvió de traductor, sino también de intérprete y puente cultural entre Japón y España. En esta carta se aprecia un mestizaje cultural que luego quedaría reflejado en la embajada Keichō.

El viaje de Hasekura y Sotelo hasta el Vaticano ha dejado en esta tierra una huella imborrable y ha permitido que sigan siendo embajadores 400 años después. Ayudaron a crear esas primeras relaciones entre nuestras dos culturas, un legado que ha llegado hasta nuestros días siendo cada vez más fuerte.

Fuentes:
   - Documentales Un samurai en el Vaticano y El viaje del samurai
  - López-Vera, Jonathan. “La Embajada Keichō (1613-1620), samurais católicos en la Sevilla del siglo XVII” en HistoriaJaponesa.com, 2013.

Comentarios

  1. Una historia que sólo conocía con pocos detalles, y que gracias a este texto puedo completar. Imagino que la importancia de Sevilla en el viaje de esta embajada se debería a ser la capital andaluza la puerta por la que entraba toda la influencia, dinero y mercancías desde América. La exposición muy clara y se nota la pasión de la autora por el tema.

    ResponderEliminar
  2. No conocía la historia y ni mucho menos que se asentara una comunidad japonesa en Coria del Río. Al final pareció no quedar en nada, pero por el fresco, pareció tener algo de repercusión. Al menos en el vaticano. Por cierto, ha sido muy agradable de leer se ve que vas mejorando múcho con esto. (ɔ◔‿◔)ɔ ♥

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Las culturas del Neolítico en China, el nacimiento de una civilización

DAG SHANG KAGYU, un templo budista a los pies del Pirineo

Comentario sobre la película: Confucio