III Semana Cultural de Japón en Sevilla


Embajador Mizukami
La III Semana cultural de Japón daba comienzo en Sevilla el lunes 5 de noviembre con un acto de inauguración en el que participaron el embajador de Japón en España, Misashi Mizukami, el cónsul José Japón Sevilla, y autoridades pertenecientes a las universidades que colaboran con el evento, entre otras.
El embajador Mizukami hablaba de Sevilla como sede artística, cultural y patrimonial de la unión entre España y Japón; y agradeció todo el trabajo que se realiza desde aquí por la conexión de ambas culturas.

Taiko Enishi
Más tarde pudimos disfrutar de un concierto de taiko a cargo de Taiko Enishi, quiénes dijeron que el ritmo del taiko se utiliza para conectar a las personas y pueblos distintos. Se dice que todos llevamos un taiko dentro y que las vibraciones de los tambores hacen que todos resuenen a la vez y en armonía.


El segundo día de la semana empezó con el estreno mundial del documental Un samurái en el Vaticano, del director Stéphane Bégoin, y con la participación de profesores del grado de Asia Oriental, Jesús San Bernardino y Rafael Abad.
En él nos cuentan la historia de la embajada Keichō, organizada por Date Masamune, importante señor feudal del siglo XVII, quién encomendó al samurái Hasekura Tsunenaga y al franciscano Luis Sotelo, la misión de cruzar los océanos rumbo a España y al Vaticano como embajadores de Japón.
[No quiero alargarme mucho sobre este punto en esta entrada porque me gustaría escribir sobre ello en otra publicación a parte].

Prof. Jesús San Bernardino
y Anne Le Grevès(directora de producción)
Antes de la presentación oficial de este documental, los alumnos del grado tuvimos la oportunidad de compartir con el profesor San Bernardino un rato muy agradable en el que nos enseñó fotos del making-of y nos habló de su experiencia personal en el rodaje. Nos explicó lo duro que fue todo el trabajo de investigación que más tarde se ve reflejado en la película y el gran viaje que recorrió durante la filmación, pues tuvo la oportunidad de seguir los pasos del samurái Hasekura y la embajada.
Además, nos cuenta que todavía queda mucho por investigar acerca de este viaje y lo que lo rodea, Hasekura fue embajador de Japón en España hace 400 años y lo sigue siendo hoy gracias a trabajos como éste, que continúan uniendo ambos países.

El miércoles continuaron las conferencias y talleres de la semana y tuve el placer de participar en otros dos de ellos.
El primero fue uno de Shodō (書道), impartido por la profesora Keiko Kawabe. Esta disciplina, que significa “el camino de la escritura”, es un arte tradicional japonés que llegó desde China hace cientos de años.
Dō () significa “camino” y es un concepto al que están ligadas muchas disciplinas japonesas como pueden ser las artes marciales, la ceremonia del té (sadō) y el ikebana o kadō (del que hablaré luego), entre otras. Estas prácticas son entendidas como un camino espiritual que recorre el individuo para alcanzar no sólo la mejora en dicha disciplina, sino también de uno mismo. La práctica nos lleva a la meditación zen y al desarrollo del equilibrio espiritual.

Kawabe sensei nos habló de cómo su experiencia personal le había demostrado que el Shodō no era una práctica sólo para japoneses, sino que está al alcance de cualquiera con ánimo de aprenderla.
Keiko Kawabe
La caligrafía se considera un arte y como tal, refleja los sentimientos de quien la crea. Atendiendo al tipo de trazo utilizado se pueden saber cosas del artista o del carácter que quería dar a la obra. Así, se pueden distinguir diferentes tipos de escrituras, desde las más rápidas y fluidas (difíciles de leer incluso para los japoneses), hasta escrituras más cuadradas y con mayor espacio entre los trazos (que las hacen más formales y fáciles de comprender).


Actualmente, en Japón la práctica del Shodō comienza desde el colegio, donde se enseña a los niños la escritura tradicional de los kanjis. Además, siempre fue un arte muy ligado al budismo, cuyos monjes dedican mucho tiempo al perfeccionamiento de su caligrafía, siguiendo ese camino que mencionábamos antes de meditación.

Tras este taller, la profesora Mitsuyo Sadohara realizó una demostración de Ikebana (生け花). La palabra viene del verbo ikeru, que significa dar vida, y de bana, flor; y consiste en la realización de adornos flores.
Pertenece a la serie de prácticas o caminos tradicionales que mencionábamos antes, por lo que podemos intuir que no se reducirá simplemente al modelado de las flores. Para que exista ikebana es necesario un pensamiento artístico, un sentimiento además de técnica.
Sadohara sensei nos decía que para ella es como “el coro de las flores”, donde ella ejercía de directora, cuya misión era sacar lo mejor de cada flor y armonizarlo todo en su conjunto.
Mitsuyo Sadohara
Señaló también que a través de la práctica del ikebana podemos expresar nuestros sentimientos y alcanzar un mayor equilibrio espiritual; pero, además, ayudar también con nuestras obras a aquellos que las observan.

El origen de esta práctica está ligado a las religiones budista y shintoista, donde se realizaban numerosas ofrendas florales a los altares. Pero sobre todo con la segunda, cuyas creencias se fundamentaban en la relación armoniosa con la naturaleza.
Con el tiempo la práctica del ikebana se extendió entre los nobles y samuráis, pero con la llegada del periodo Meiji se desterró un poco lo japonés y se alejaron de este tipo de prácticas. Pero más adelante, el gobierno decide devolverle importancia y se incluye en la educación que recibían las mujeres.
Así, el ikebana pasó de ser practicado por monjes y samuráis, a un arte casi reservado únicamente para las mujeres. Hoy en día sigue siendo practicado por más mujeres que hombres, pero lo más importante es que se va extendiendo más allá de Japón.

Además de estas actividades, también participé el martes en un intercambio lingüístico japonés-español, organizado por la Fundación Japón de Madrid, donde pude conocer numerosos estudiantes de japonés y japoneses estudiantes de español. Fue muy divertido y una experiencia que recomiendo a cualquier estudiante de idiomas, ya no sólo por la práctica de la conversación, sino porque resulta muy enriquecedor el intercambio cultural que realizamos entre todos.
También asistí el jueves a una conferencia del profesor Abad en el Centro Internacional acerca de la carta de Date Masamune dirigida a la ciudad de Sevilla, en cuya traducción e interpretación está trabajando. Fueron realmente interesantes los detalles que ha descubierto recientemente, pero prefiero incluirlo en la entrada centrada en la embajada Keichō que mencioné anteriormente.

Estas actividades, entre otras muchas, han tenido lugar esta semana con motivo de la III Semana Cultural de Japón, enmarcada dentro del 150 aniversario de relaciones diplomáticas entre Japón y España. Personalmente, me gustaría añadir que agradezco mucho la organización de una semana como ésta, creo que hace mucho por acercarnos la cultura japonesa y por difundir ciertos conocimientos y tradiciones.
Espero que haya una cuarta edición, una quinta y todas las que vengan después. Muchas gracias a todos los que la han hecho posible.






Comentarios

  1. Sabía que en Sevilla se impartían cosas relacionadas con Japón, pero no sabía que hubiera tanta relación entre los dos países en ese aspecto. Alomejor puede que exista algo similar en Japón con el tema de España.

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    1. Para mi también fue toda una sorpresa, pero habiendo estudiado sobre la embajada Keicho, entiendo que ambas culturas hayan llegado a estrechar tantos lazos. Además, la existencia del grado de Asia Oriental fomenta mucho esta clase de actividades, estoy deseando la siguiente :)

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